sábado, 16 de noviembre de 2013

La basura... ¿fuente histórica/arqueológica?

     ¿Alguna vez os habéis preguntado qué se conocerá y estudiará de nosotros en las generaciones futuras? puede que tengamos una idea un tanto utópica del futuro, al igual que tampoco tenemos una totalmente certera el pasado, lo poco que sabemos ha requerido mucha investigación y cuanto más tiempo queramos retroceder en nuestro conocimiento, más abismal se hace el margen de error. 

     La percepción que tenemos de lo que nos rodea se ve influenciada por el momento que vivimos, por la coyuntura, la mentalidad, los ideales, etc. No importa cómo creamos que nos verán dentro de cien, doscientos o quinientos años, muchas veces damos por hecho que no somos tan complejos, que nuestra sociedad ha llegado a una superación no salvable y, como bien deberíamos tener en cuenta, el futuro mirará al pasado de la misma manera que nosotros miramos hacia atrás, gracias a hallazgos arqueológicos, a fuentes que cuando no eran escritas, son difícilmente interpretables con un cien por cien de acierto y, aún teniendo las escritas, también se requiere de un rigor que es difícilmente alcanzable o contrastable.

     Es por esta y muchas otras cuestiones, que el Museo Canario ha pensado en acercarnos un poco a esta percepción, han titulado una exposición con el curioso enunciado de "Patrimonio Bajo Nuestros Pies". Se trata de un estudio de la sociedad canaria del siglo XX basado en los restos que podemos encontrar en aquello que menos pensamos, la basura.

     Si lo pensamos detenidamente, tiene sentido, la basura supone una gran cantidad de vestigios materiales que son reflejo de multitud de aspectos de nuestra vida diaria, abarca desde la alimentación, hasta el ocio, pasando también por elementos como la decoración. En esta nueva entrada, trataré de analizar con algunos objetos procedentes de la basura, un aspecto concreto de la sociedad canaria en el s. XX, ayudándome para ello de algunas fotos que nos permitan entender un poco mejor el proceso.

 Foto 1: Latas de Conserva.

 Fotos 2 y 3: Sartenes.


 Foto 4: Botella de leche Sandra.

 Foto 5: Botella de refresco Royal Crown.

 Foto 6: Cuenco de cerámica y botella de licor.

 Foto 7: Tenedor y tijeras.

Foto 8: Plato y cubiertos. 

 Foto 9: Botella de insecticida.

Foto 10: Botella de Ginebra. 

     Todos y cada uno de los objetos que he fotografiado, pertenecen a algún aspecto de la vida cotidiana, aunque he querido que prevalezca la temática de la alimentación frente a otras cosas. El primer dato a destacar, es la cantidad de objetos cuyo material de elaboración era metálico, ya fuese latón, hierro, plomo, etc... Es algo que queda de manifiesto en objetos como las sartenes, los cubiertos, las latas de conserva... Era un material ampliamente utilizado, vinculado además a la industria relacionada con la actividad comercial y portuaria de la capital grancanaria. El uso del metal además, es algo muy frecuente, más teniendo en cuenta su resistencia al calor y que por lo general, a mediados del s. XX, se seguía cocinando en lumbre o directamente con fuego, por lo que este material permitía cocinar sin tanto riesgo.

     Otro aspecto a destacar, es el uso de la cerámica cuya presencia no es tan rara aunque sí menor a la del metal, como podemos ver por ejemplo en la última foto, una botella de Ginebra procedente de Amsterdam, lo cual también nos lleva a pensar en el peso que fluido comercio con países extranjeros tenía para la economía insular. También se utilizaba para el menaje, como platos o cuencos como el de la foto número 6, pero su fragilidad hace que las piezas no lleguen a conservarse tan fácilmente de una pieza, por lo general encontraremos fragmentos.

     No obstante, el material predilecto para la fabricación de botellas es el cristal, tal y como queda de manifiesto en la gran cantidad de botellas que podemos ver en las imágenes. Su uso se extiende desde lo más simple, como el embotellamiento de agua, pasando por la leche y terminando en bebidas alcóholicas. También me ha parecido curioso resaltar la botella de insecticida de la foto número 9

     En general, este ejercicio me parece cuanto menos interesante, aunque a decir verdad, el reflejo de la sociedad va evolucionando con ésta, por lo que puede que ahora podamos hacer un análisis de la basura para acercarnos un poco al modo de vida que tenían nuestros abuelos o bisabuelos no hace tanto tiempo, pero creo que actualmente, generamos otro tipo de información que seguramente será ampliamente utilizada en los futuros estudios sobre el momento que vivimos.

     Estamos en la era de la tecnología, hay exceso de información (no siempre fiable o verídica), pero en cualquier caso, las futuras generaciones contarán con muchos más datos para contrastar, ya sea a nivel material, como por medio de la información digitalizada: vídeos, audio, internet... La sociedad altera su entorno y éste a su vez condiciona a la sociedad, es un ciclo que siempre debemos tener en cuenta a la hora de lanzarnos a un estudio de este tipo.


Propuesta BIC: Jardín Romántico, Finca de Osorio.

     La Finca de Osorio es quizás el recinto natural por excelencia del municipio de Teror. Forma parte del mítico Parque Rural de Doramas, del que se tienen noticias desde antes de la conquista, ya que constituyó uno de los bosques más importantes de la isla, quedando dentro de esta propiedad, uno de los pocos lugares que aún conserva a día de hoy, parte de laurisilva en la isla.

      Situada a unos dos kilómetros del Centro Histórico de Teror, la Finca de Osorio ocupa una superficie de 207 hectáreas, en las que discurren caminos, montañas, barranco, tierras de cultivo y bosque.

     Tradicionalmente estas tierras pertenecían al mayorazgo de los Manrique de Lara que se dedicaron a cultivos ordinarios (millo, trigo, papas y frutales), además de la posesión de una variada riqueza forestal. En su recinto se han conservado restos de bosques de laurisilva y una amplia extensión que está cubierta por castañeros.

     Entre las diferentes unidades de la finca, y especialmente en la parte de mayordomía, discurren senderos que fueron plantados con árboles procedentes de Europa y de América del Sur, tales como el ombú, la araucaria, el alcornoque y la encina.

     En el centro de la Finca se ubica la casa principal, que ocupa alrededor de 1.000 m2. La estructura de esta edificación se compone de: una construcción antigua, situada en la parte trasera con una balconada de madera (característica de la casa rural canaria), y otra más reciente de un marcado estilo colonial inglés edificada en la primera mitad del siglo XIX. Al oeste de la Casa se sitúa un bello jardín de corte romántico, que se fusiona con el entorno natural.

Entrada a la Casa.

     La Finca cuenta además con algunas casas habitadas por los agricultores que cultivan las tierras agrícolas de la finca; un alpendre, donde se puede contemplar algunos ejemplares del cochino negro canario; fuentes y rincones encantadores para el descanso. Los senderistas y amantes de la naturaleza pueden encontrar en la Finca de Osorio interesantes itinerarios por los alrededores y en dirección al Pico de Osorio, además de diversas actividades culturales a lo largo del año.

     Desde 1981 la Finca de Osorio pertenece al Cabildo Insular de Gran Canaria y desde 1986 dispone de un Aula de la Naturaleza, cuyo objetivo principal se dirige a la educación medioambiental. Cuenta además con un albergue para grupos organizados.

Detalle del balcón y lateral de la Casa.

     A día de hoy, la casa principal está declarada BIC, con un nivel de protección 6, en la categoría de bien etnológico. No obstante, el caso que nos ocupa, es la importancia del mencionado Jardín de trazado geométrico que se sitúa junto a la casa principal y data del s. XIX. Posee singulares elementos arquitectónicos de carácter decorativo como una fuente central con bambú, unas escaleras, la balaustrada, etc. Además, podemos observar una cierta variedad de plantas ornamentales que, introducidas deliberadamente por su forma, color y olor, armonizan perfectamente para dar un aspecto hermoso, además de la disposición de paterres en los que podemos encontrar magnolias, camelias, bojs, helechos... 

Detalle de las escaleras, la balaustrada y de fondo la gruta.

     El jardín fue construido para deleite de la esposa del dueño de la finca, perteneciente a la familia de los Manrique de Lara, que al parecer gustaba de pasear por esos bellos rincones, su conservación es muy buena y recuerda a los jardines ingleses de la época (s. XIX) con multitud de flores que le otorgan colorido y fuentes para disfrutar del sonido del agua en un entorno envidiable. 

Detalle de las flores, paterres y colorido.

     Aunque la casa principal está declarada BIC, dicho jardín no entra dentro de esta catalogación, por lo que debido a su interés etnológico podría entrar dentro de dicha categoría para obtener la máxima protección como parte de nuestro patrimonio. No obstante, aunque en menor medida, sería posible también incoarlo como conjunto considerado "Jardín Histórico", aunque su interés más que botánico va ligado en mayor medida a los valores propios de una cultura concreta y un estilismo que evidencian la importancia de la presencia inglesa en la isla ligada a una fuerte burguesía pudiente que se codea con la alta sociedad.

  Fuente central con bambú.

     En cuanto a su delimitación, no sería en exceso extensa, abarcaría al propio jardín que se sitúa al oeste de la casa principal, la cual forma parte del patrimonio etnográfico insular y que, de ser declarado BIC el propio jardín, supondría un conjunto más amplio bajo la misma categoría de bien etnológico con un amplio interés a nivel cultural.